Pump up the volume.

De seguro los más descaradamente treintones se acuerdan de esta película, donde Christian Slater tenía un programa de radio pirata y dejaba la escoba diciendo unas cuantas verdades, y tocando un poco de rock & roll.
Debe ser uno de los primeros recuerdos que tengo de mi fascinación por la radio.

Si tengo que citar memorias del tema en mi disco duro, pienso en Lalo Mir, en la ochentera radio Mundo Nuevo - orientada a los niños -, que tenía un programa de pedidos telefónicos en la mañana donde escuché por primera vez a Devo. Tengo que mencionar, por supuesto, a Iván Valenzuela, finalmente mi padrino radial, que me llevó a trabajar a la Rock & Pop en diciembre de 1992, cuando la radio tenía apenas una semana al aire, y "Haciendo ruido" se estaba transformando aceleradamente en marca para una generación.

También tendría que mencionar a mi pequeña familia en los inicios de la radio Zero. A Olave, a Flaño, a la Caco Wylie (la mejor locutora radial chilena, ever), a la Paula Hinojosa, al talentoso Méndez (con quién me gritoneé y mandé a la cresta en alguna ocasión, pero por quién finalmente guardo un tremendo respeto), y por supuesto a Stock.

Originalmente, en esta parte también mencionaba a un ejemplo de esa gente pelotuda que trata de tirar pa abajo lo que une trae con energía hacia arriba. He conocido varios de esos durante años de pega en distintos "medioz" de comunicación.
Pero decidí autocensurarme.
No vale la pena.

En fin.
El hecho es que amo la radio tanto como a la música.
Y eso es harto decir.